David Ortiz, S.J.

El año ignaciano nos invita a “ver todas las cosas nuevas en Cristo”. Contemplar la creación, nos remonta a la experiencia del cañonazo que transformó la manera en la que Ignacio habitó el mundo. Una trasformación que reconfiguró completamente su manera de valorar la vida.

Hace apenas un mes, se cumplieron dos años del inicio de la pandemia por Covid-19 en México, y con ello, una de las sacudidas globales más fuertes que hemos vivido como humanidad. Recientemente hemos presenciado los conflictos bélicos en el Medio Oriente y Europa, la crisis migratoria y socio ambiental, además de la creciente ola de violencia en Latinoamérica. Ante estos sucesos, es difícil no tratar de ajustar la mirada y el interior para encontrar algo de esperanza.

Del mismo modo que Jesús e Ignacio, nos sentimos llamados y llamadas a formar comunidad para reajustar el corazón y dejarnos resonar por la palabra de las personas; particularmente, la de ustedes, juventudes, que constantemente nos muestran senderos nuevos que van abriendo el corazón, el sentido y la mirada.

Abrimos este espacio para conjuntar diferentes voces, sentires y puntos de vista; para crecer desde ahí y resistirnos ante la inercia de ir a prisa sin sentir la vida; para reconocer lo que nos incomoda y aflige e involucrarnos en la transformación. Es decir, deseamos ir más allá y en compañía, desde la mirada contemplativa, la empatía y la acción; donde todas y todos tejamos diálogo desde los encuentros y desencuentros del vivir.

Durante este mes de abril estaremos reflexionando en torno al cuidado de la Casa Común y las diferentes formas en las que las juventudes se sienten impulsadas a habitarla.

Esperamos que aquí encuentres un foro para cuestionar, escuchar y comunicar. Si te interesa publicar en este espacio, no dudes en escribirnos a vocaciones@jesuitas.mx o a nuestras redes sociales.